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viernes, 16 de agosto de 2019

Me reduces a suspiros,
rasguñas mi alma y me abandonas.
Si por faltar lo hace hasta la vida,
que por soñar he quedado rota.

sábado, 20 de mayo de 2017

Soy buena autodestruyéndome

Se acabó, terminó eso de permitir que dejes la puerta entreabierta, para salir y entrar cuando quieras de esto tan roto que ya soy. Si te vas, no vuelvas.  Cesaron llantos, concluyeron sollozos, ultimaron suspiros. Si te vas, no vuelvas. Y efectivamente te marchas y yo, amante de autodestrucción, voy tras de ti implorando tu vuelta. Si te vas, no vuelvas. No puedo más, pero te vas y regresas. 
Anclándome este bucle a mis tobillos me paso la vida entera, desgastando alma, rostro, torso y todo lo que él quiera. Mientras, sigo repitiendo: si te vas no vuelvas.

01:44

No sé que sería de mi sin ese café de las dos de la mañana; tampoco sé que haría sin poder escribir.
Cada vez lo tengo más claro: escribir limpia el alma.
Da igual dónde o cómo escribas, si lo haces bien o mal, si ensucias un papel o acaricias teclas; da igual que describas ese gran fracaso amoroso o maldigas al alcohol; escribir es para todos un método de desahogo, al igual que fumar o beber, pero dejando un bonito rastro.

01:24

Quizás hace falta que llueva para darme cuenta la falta que me haces, para que recuerde ese dieciséis de nuestro primer beso y reaparezcan las ganas de con mis labios romperte la boca.
Quizás estuvimos destinados desde un primer momento, y ese constante tira y afloja que nos mató por dentro era la forma que tenía el destino de decirnos esperad un poquito más.
Quizás sea mi egoísmo lo que hace que aparezcas en mi mente esta noche, o tal vez sean las ganas de besarte de nuevo.
Quizás seas el único capaz de alumbrar mis ruinas, de recomponer este desastre que soy. 
Llegas a mi,acaricias mis heridas y me siento menos rota; y para reconocer eso no hace falta que llueva.

viernes, 12 de mayo de 2017

¿Desnudarse es quitarse los nudos?

Como si te tratases del viejo juguete que relega un niño me exigen que te olvide, como si fuese capaz de arrinconarte en una esquina de mi alma sin que no punzases en ella al instante.


Siendo en sí tu mera reminiscencia, aludiendo cada centímetro de mi cuerpo al tuyo, dime cómo ignorar las yemas de tus dedos estremeciéndolo. Aún a estar a un grito de ser silencio, sé que sobrevivirás en mí, subsistirás en cada suspiro, residirás en cada latido, permanecerás en cada recoveco, cada calle, cada rincón de mi tu casa.

Como si te tratases del juguete que relega un niño me exigen que te olvide, como la cuerda a la que se sostiene un suicida, me aferro a ti a cada instante.

lunes, 6 de febrero de 2017

Borradores


Sofoqué mi fuego vestal, deshaciéndose con ello todas mis costuras -como si de un viejo vestido se tratase-, apartando así de mi la fortuna, o quizás evocando la sensatez, pues es arduo convivir con un corazón calcinado. Sin embargo, sé que prenden las cenizas si recuerdo su sonrisa, que los anhelos se despiertan al compás de sus labios; maldito bucle sin sentido, deja de resurgir en mi a cada paso.